Me motiva escribir algunas breves consideraciones tras varios comentarios que he recibido de amigos y amigas a los tuits que periódicamente suelo soltar al ciberespacio a manera de cumplir con mi sempiterna costumbre catártica, entiendo que muchas veces la "dictadura" de los 140 caracteres hacen más fácil la muletilla del no entiendo nada de lo que decis.
No obstante voy a salir un rato de Egina donde paso mis días de ostracismo bloguero para intentar desarrollar algunas reflexiones que amerita este histórico balotaje, el cual dejó bastante en claro ese asunto del empate hegemónico argentino y aunque por escaso margen el espacio (neo)liberal conservador por primera vez en la historia ocurre que es votado explícitamente y no tiene que recurrir a golpes de estado, fraude electoral, proscripciones u ocultar su verdadero "programa" (bueno, quizás un poco sí, je) para llegar al Gobierno de la Administración Nacional.
No voy a entrar en profundos análisis de las razones políticas de lo sucedido porque además de no dedicarme a trabajar de eso, se pueden leer en la blogosfera muchas y valiosas reflexiones al respecto, como la de Gerardo Fernández de la cual transcribo un párrafo: "Lo más grave que puede suceder es que pensemos que Macri ganó porque los que lo votaron son unos pelotudos. La derrota fue antes cultural y política que electoral. Si nos agarramos la cabeza con los ejes discursivos de Macri y su nivel de chatura es porque ese es el nivel medio de lo que quería escuchar buena parte de la sociedad y si ese es el nivel de "la gente" es porque en estos 12 años no hubo una repolitización como lo supusimos ni se subió tanto el piso como lo imaginamos. Dicho de manera académica si nos derrotó un discurso tan boludo eso habla pésimamente de nosotros, de nuestra incapacidad de interpretar a la sociedad y de la ceguera de no ver qué pasa por la cabeza y el alma de buena parte de los seres humanos que nos rodean. El peor error es contentarse sospechando que hay un 49 % de piolas y un 51 de nabos ¿Acaso había tantas diferencias en las propuestas de uno y otro candidato?" recomiendo leer el post completo por su sinceridad descarnada y lo tomo como ejemplo para que reflexionen varios amig@s que califican de idiotas al 51% de los votantes argentinos. Les cuento (a los que no leen los enlaces) que Gerardo tiene camellos con descuentos especiales para kirchneristas que piensa alquilar para atravesar el desierto que tenemos por delante los que creemos en un gobierno con un programa nacional y popular.
Para no extenderme demasiado, creo que el consenso neoliberal ochentoso o noventoso dejó marcada a fuego en nuestra sociedad sus preceptos y recetas, las cuales no son fáciles de derrotar, este balotaje así lo demuestra, si algo rescato de Daniel Scioli es su esfuerzo por intentar ponerlo blanco sobre negro (mas allá de lo creíble que resultó), esta claro que el gobierno no pierde las elecciones por sus aciertos sino por lo que no supo, no quiso o no pudo hacer para revertir en serio el modelo neoliberal, no alcanzó con levantar el piso había que levantar el techo también ( como repetimos muchas veces en este blog). No obstante rescato que este empate político es un avance al discurso único de los 90.
Esta claro que manejar la Administración Nacional, de la provincia de Buenos Aires y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con el respaldo de la elite empresaria argentina, las corporaciones mediáticas y de las embajadas del Hemisferio Norte es un poder de fuego que da miedo, el tema para los macristas y asociados será como conjugar sus promesas de pobreza cero y de revolución de la alegría con economía de libre mercado y demás recetario duro del neoliberalismo para que no impacte generando desindustrialización, desfinanciación del las políticas de bienestar social y desempleo. No lo veo muy posible por mas cobertura mediática que tengan.
Además y lo fundamental y absolutamente distinto en estos años de democracia es que en la vereda de enfrente al gobierno neoliberal queda parado el peronismo y no creo que su opción política sea correrse a la derecha.
Eso sí, espero que CFK haya aprendido de la historia del alfonsinismo y de Alfonsín, entendendiendo que su protagonismo excluyente en la historia ya se cumplió y que su rol debería ser contribuir a la unidad y fortalecimiento del frente electoral que el 22 de noviembre sumó el 49% de los votos y ayudar a que surjan nuevos dirigentes que puedan representar verdaderas mayorías populares, caso contrario será larga la agonía y como sostiene Gerardo los camellos no solo no serán suficientes sino que el desierto será el cementerio de todo lo iniciado en esta década de reparaciones.
Saludos Cordiales.