La centroizquierda y la crisis de una matriz política
Por Edgardo Mocca
“El progresismo de oposición reproduce, en realidad, un patrón de construcción política que se generalizó en la década del noventa y se profundizó en los últimos años, antes de entrar en una visible crisis.
El esquema conceptual que lo rige es la constatación de la decadencia de los grandes partidos de masa en la época de la globalización, la transformación del modo de producción y los cambios culturales en la dirección del individualismo consumista. Son mutaciones que tienen alcance mundial y han abarcado un amplio período histórico que podría situarse entre la crisis capitalista de mediados de la década del setenta y la actualidad. El modo de manifestarse de esos cambios en la política partidaria podría resumirse en la desmovilización, la pérdida de centralidad de la militancia orgánica, la gravitación de las estrategias de marketing político y la ubicación de los medios masivos de comunicación como arena central de la política.”
“La izquierda de cuño socialdemócrata -devenida “progresismo” o “centroizquierda”, cuando la expresión “izquierda” tuvo que cargar la mochila del doble fracaso del comunismo y el Estado de Bienestar europeo de posguerra- quedó envuelta en el clima de época del consenso neoliberal. Urdió estrategias discursivas, como la fugazmente célebre “tercera vía”, para justificar su existencia sobre una base que se cimentaba en opciones culturales liberales contra la consigna conservadora de “ley y orden”, mientras hacía riguroso silencio sobre las duras consecuencias del capitalismo financiarizado para las conquistas de los trabajadores y los derechos de la población expulsada de los circuitos productivos.
La centroizquierda argentina forma parte de las peripecias de la izquierda socialista y socialdemócrata mundial. A los problemas generales de esa cultura se le agrega la histórica escisión entre izquierda y clases populares operada en la década del 40 del siglo pasado con el triunfo del primer peronismo. No hay entre nosotros una izquierda con tradición de dirección de los principales sindicatos ni con experiencia de administración del “estado social” sostenido en el compromiso de clase entre el capital y el trabajo. Hay, eso sí, una digna y noble historia de luchas y sacrificios personales, sin los cuales muchas de las conquistas populares del siglo XX tampoco podrían explicarse plenamente.”
“Da la impresión de que buena parte de la política argentina no ha tomado nota de la existencia de una crisis en el modelo de construcción partidaria predominante en los últimos treinta años. Una crisis que es tributaria de otra crisis, la de la globalización neoliberal que nos trae imágenes del mundo insospechadas hace un tiempo. Nos muestra ocupaciones espontáneas del espacio público, conflictos laborales, descrédito de partidos progresistas incinerados en el altar del reformismo neoliberal. Nos muestra también xenofobia y extremismo de derecha. Y sobre todo una profunda y masiva insatisfacción.
La crisis de la política centrada en los medios de comunicación y vacía de movilización no equivale, claro está, a su desaparición. Pero las personas que se sienten de izquierda no deberían dejar de ver y apreciar la oportunidad de un renacimiento político sostenido en viejos valores que la oleada neoliberal parecía haber enterrado definitivamente.”
Nota completa en revista Debate.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario