jueves, 10 de mayo de 2012

¿Pero no estaba muerto y enterrado el 15-M?


#12M15M
Pero sobre todo no será fácil contener la rabia de la gente porque los meses pasan, la situación empeora por momentos y los gobiernos siguen indiferentes a la protesta aplicando arrogantemente las recetas de la austeridad y haciendo pagar a las personas la crisis que, en la visión de los indignados, fue cosa de financieros y políticos, cubriéndose luego los unos a los otros. La vía institucional de debate ciudadano está cerrada. El rodillo parlamentario se aplica automáticamente. El PSOE, tras haber iniciado el desaguisado, sigue en encefalograma plano. Los sindicatos ladran pero no muerden, o quizá ya no tienen dientes. Los medios están mediatizados y buscando comprador. Y ministerios y autonomías se dedican con fruición al recorte creativo a ver qué más sacrificios humanos pueden ofrecer al dios de los mercados que sigue sin confiar en la deuda española, tanto pública como privada. Como no queda otra alternativa, miles saldrán a la calle el 12 de mayo. Y como siguen buscando nuevas formas de democracia se proponen deliberar, de nuevo, en las plazas públicas tres días. Ahí es donde las autoridades de turno los esperan. Prohibido ocupar cualquier espacio público. La alternativa entonces está entre irse a casa tras el desahogo y todo sigue igual o afirmar el derecho de reunión y debate y que se produzcan enfrentamientos violentos que permitan criminalizar al movimiento.

Si hubiera talante democrático en la clase política podrían dejar que los ciudadanos se encuentren en sus ágoras tres días, deliberen y propongan. Y tratar de reconectar la sociedad con las instituciones. Pero partidos y gobiernos son visceralmente opuestos a un movimiento que les niega su legitimidad. O bien entran en los cauces preestablecidos, precisamente aquellos denunciados por el movimiento como reglas tramposas, o se condena la protesta a la marginalidad seguida de represión. Tendrán que ser creativos los indignados para salir de ese dilema. Tendrán que imaginar formas de desobediencia civil protegidas por la ley. Tendrán que mostrar flexibilidad en sus tiempos y espacios de deliberación asamblearia. Tendrán que construir sus canales de comunicación directa con la ciudadanía. Recordando que cada día que nos vamos hundiendo en la crisis se van cargando de razón.
Nota completa aquí


Cuando la crisis del 2001, mis viejos nunca entendieron porque fui el único de mis hermanos que no saco la ciudadanía española, debo  aclarar que yo tampoco, mas allá de pensar siempre que para estar mal no hay como la casa de uno, je. 
Siempre digo que nunca me arrepiento de las cosas que hice sino de las que no hice. Bueno, hoy puedo decir  que de esa que no hice no me tengo que arrepentir.  


Saludos Cordiales.

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