jueves, 27 de octubre de 2011

Tirando de la punta del ovillo.

¿Va México por el puesto de Irak o Libia?
Por José Carreño Carlón.


Si es cierto que un indicio claro de que una crisis se aproxima es la frecuencia con que una institución o un país son tratados conflictivamente en los medios —como lo plantea la literatura estadounidense de comunicación de crisis—, la de México podría ser la nueva crisis en que se podría estar embarcando de lleno Estados Unidos, ahora que pomposamente da por terminada su intervención en la crisis de Libia y en las guerras en que se metió en Irak y Afganistán.

Sin conocer todavía qué habrán publicado este tercer día de la semana, el lunes y el martes México desplazó de los medios estadounidenses a los sitios críticos del planeta. Nuestro país ocupó en estos días los titulares de dos de los principales diarios del país vecino. Y en los dos casos se incluyeron relatos del tipo de los que preceden a los despliegues intervencionistas de mayor escala de Washington.


Dos reportajes

El lunes, el Washington Post —que había sido el principal aliado mediático allá a la guerra antinarco del presidente Calderón— no sólo se unió a su cuestionamiento, sino que en su nota principal de portada agregó un nuevo ángulo para documentar su fracaso. La producción de mariguana —estableció en un muy bien trabajado reportaje fechado en la sierra de San Luis Potosí— casi se duplicó en este sexenio, y el cultivo de amapola de opio nos ha llevado al segundo lugar mundial en producción de heroína. Y ello se debe —continúa el texto— a que en la estrategia del actual gobierno mexicano el Ejército se fue a la guerra en las ciudades y abandonó sus tradicionales y eficaces tareas de erradicación de plantíos en el campo. Y, como no queriendo la cosa, se desliza en el informe la referencia que nos equipara a una típica zona de guerra de intervención: nuestro segundo lugar en producción de heroína sólo esta por debajo de Afganistán.

El mensaje podría ser que si el Ejército Mexicano no puede hacer las dos cosas: combatir a los criminales en las ciudades y también en el monte, hay una fuerza al otro lado de la frontera que está disponible tras los anuncios estratégicos del final de las guerras de Libia e Irak, hechos por la Casa Blanca con la idea de generar una percepción —más bien improbable— de “misión cumplida”, de acuerdo al análisis de Stratfor de esta semana.

Pero todavía más inquietante resulta, si acaso, la nota principal del New York Times de ayer: un reportaje de Ginger Thompson, la brillante ex corresponsal en México que ahora nos reporta desde Washington que los órganos de seguridad de Estados Unidos, en realidad, ya han establecido estaciones a través del territorio mexicano, y que han construido redes significativas de informantes que les han permitido infiltrar a las más poderosas organizaciones criminales y actuar contra ellas en una escala impensable cinco años atrás, según le dice una fuente a la reportera. Y todo esto en un esquema de ocultamientos y valores entendidos con los funcionarios mexicanos —le informa otra fuente— para eludir la legislación nacional contra la actividad de fuerzas extranjeras en suelo mexicano.


¿Algo se prepara?

Pero la intensificación de informaciones conflictivas de esta semana en los medios estadounidenses se une a otras de semanas anteriores, que harían pensar a cualquier iniciado que algún proceso anormal se podría estar larvando y al menos se estaría considerando convocar al respectivo comité de comunicación de crisis.

Esta intensificación informativa —que podría ser indicial de una crisis mayor en formación— empezó con la investigación del supuesto complot dado a conocer este mes con la acusación a un iraní-estadounidense de que estaría tratando de contratar sicarios de Los Zetas para asesinar al embajador saudita en Washington. A ello siguió una batería de declaraciones de funcionarios estadounidenses perfectamente alineadas a erigir el descontrol de las bandas criminales mexicanas en una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Y es que también pesan las tentaciones electorales. En ambos lados.


Nota de acá.



A aquellos que les parezca medio descolgado el post les recomiendo que se den una vuelta por La Bitácora de Lolamento que hace rato viene siguiendo el tema y después seguimos conversando...


Saludos Cordiales.

jueves, 13 de octubre de 2011

Cuando la Rosa se tiño de azul, la nostalgia ochentosa y el oxímoron que significaría el final de ciclo del radicalismo.




Un viejo amigo fraternal quilmeño me insistió hace unas semanas atrás que lo acompañara en la conformación de un espacio político que dieron en llamar pretensiosamente radicales por el futuro, como es mi costumbre, si la invitación viene acompañada de la posibilidad de dar el debate y reflexionar sobre política voy, en principio al menos para aportar mi granito de arena.

Otro amigo peronista me dijo al comentar una foto, que lo de radicales por el futuro era un oxímoron y que yo lo se mejor que nadie.

Pensando en el oxímoron y por esas cosas de las casualidades, en estos días he estado leyendo dos libros recientemente publicados ( los de las fotos que ilustran esta reflexión) que son una buena recopilación de historias y documentos, uno y el otro ( que me pareció mas interesante) de reportajes a los máximos referentes de la mítica Junta Coordinadora Nacional de la UCR, con lo sucedido entre 1966 y 1983. Están buenos como recopilación histórica, partidaria y de anécdotas, sirven para entender las cuestiones de época, no obstante a mi criterio seria más productivo algún balance o diagnostico partidario desde el contundente resultado electoral de 1983 al 3 % en que quedo sumergida la UCR en el 2003 y como que falta una propuesta o una mirada hacia el futuro, justamente de lo que hablamos al principio.

En este post de Manolo, reconocido bloguero defensor de la ortodoxia peronista, describe a mi criterio la cruda realidad de la política argentina actual con un panorama electoral parecido al 60 % de la formula Perón-Perón de1973 y el 20 % de Balbin-FDLRua, pero con la abismal diferencia que esta vez la UCR tendrá un resultado peor que el del 2003, por su significado e implicancias, siendo lo mas grave que el partido radical no incuba hoy y desde hace añares ningún tipo de renovación, como la que protagonizaría la JCN en los 80 junto a Alfonsín padre.

Lo paradigmatico que en aquel entonces la inexorable muerte de Perón y el conflicto interno del movimiento peronista “justificaría” la masacre de la dictadura militar permitiendo que 6 años después del golpe de estado, la UCR emergiera como la contracara de la violencia merced a la Teoría de los dos Demonios con aquella consigna de "somos la Vida, somos la Paz, somos la Junta Coordinadora Nacional".

Si hay algo indudable es que hoy las sociedad argentina plebiscitó a CFK y al peronismo como el garante de la Paz, la Tranquilidad, el Empleo y el Consumo en las aguas turbulentas de la crisis sistemica mundial, la pregunta seria: ¿qué paso con todos aquellos que nos identificábamos con las mejores gestas de la cultura radical, militantes ochentosos que creímos en eso de la liberación nacional por la vía pacifica y democrática, que hace años no somos capaces de construir un relato que nos contenga y represente, ni mucho menos una organización que nos haga sentir orgullo de nuestra pertenencia y sea el instrumento de nuestro accionar concreto?

Insisto que cualquier búsqueda del futuro debe estar vinculada indefectiblemente con el rescate de nuestro pasado pero con una profunda lectura de nuestros errores y fracasos, entendiendo el presente, sin justificaciones infantiles, ni transferencias circulares de las responsabilidades, como es costumbre en el movimiento radical desde el 87 en adelante, que nos puso en este lugar de insignificancia sociopolitica, que de alguna manera estaría confirmando que la UCR y el radicalismo han cumplido su ciclo histórico.

El debate, la reflexión y la acción siguen pendientes.

Saludos Cordiales.