lunes, 31 de agosto de 2009

Bienaventurados los que cuentan con abundante lluvia.

"..Falta poco para que el matrimonio presidencial deje sus funciones y con el fin de su mandato terminen de una vez por todas de enriquecerse, ellos y todo ese grupito que lo rodea, a costilla de miles de argentinos, de los trabajadores, de los productores, de los comerciantes....
Por el momento tendremos que esperar al 10 de diciembre, con la vista puesta en el 2011.
Rogamos al cielo que Dios nos ayude con abundante lluvia y luego con buen tiempo, para que nuestra tristeza y desesperanza finalice. Del gobierno no se puede esperar nada. Es tiempo de comprometernos con esta causa.” #

# Comunicado y audio de la Sociedad Rural de Brandsen





"La huerta me evita pedir limosna"


Por Servaas van den Bosch

A veces ni siquiera hay agua en el río que da su nombre a Omaruru, una localidad semidesértica de Namibia donde existir entraña una lucha cotidiana contra la pobreza. Pero un proyecto hortícola ejecutado por mujeres intenta cambiar esta situación.

El río Omaruru fluye apenas tres meses al año desde sus nacientes en las alturas del monte Etjo, en el centro de Namibia. Pero si la temporada de lluvias fue pobre, puede estar seco todo el año.

Su lecho, incluso seco, marca una categórica división entre los habitantes pudientes del pueblo, en la ribera septentrional, y los desposeídos de Hakahana, un tugurio ubicado al sur del río.

En otros tiempos, Omaruru fue una colonia de misioneros. Hoy, con 6.500 habitantes, funciona principalmente como centro de las haciendas rurales turísticas de los alrededores y como popular escala para los visitantes.

En cambio, Hakahana es la reserva de mano de obra barata del área.

En una parte del tugurio donde las viviendas tienen un solo ambiente, un grupo de mujeres y hombres asisten bajo un árbol a una reunión de la Organización Popular del África Sudoccidental (Swapo).

La música de una radio invisible guía el canto de los asistentes sobre el ex presidente Sam Nujoma (1990-2005) y la guerra, salpicada por gritos intermitentes: "¡La lucha continúa!".

A juzgar por la cantidad de botellas vacías que hay sobre la mesa en esta tarde de agosto, esa lucha ha continuado bastante más allá del final del programa radial.

Para el coordinador de distrito de la Swapo, Philip Nghipandulwa, es un bienvenido recreo de su trabajo como director de un programa para crear huertas en las riberas del escaso río.

El proyecto Netumbo Nandi-Ndaitwah comenzó con 20 mujeres. Su nombre es el de una dirigente de la Swapo que fue ministra de Asuntos Femeninos y Bienestar Infantil cuando creó esta iniciativa, en 2001.

"Ahora quedan 16. En este mundo las enfermedades se llevan a nuestra gente", dijo Nghipandulwa, dirigiéndose a la huerta.

Elina Elago es secretaria del comité de seis integrantes que funciona como la voz de las mujeres en el proyecto.

"El comité se reúne regularmente con la gerencia, y discutimos el camino a seguir. Por ejemplo, qué queremos plantar esa temporada, o cómo hacer frente a los problemas hídricos", explicó.

El agua es una preocupación constante. En esta época del año, el suelo está seco. En medio de una zona cultivada se encuentra la huerta comunitaria que genera ingresos para el proyecto: alrededor de media hectárea verde en la que zanahorias, boniatos, ajos, cebollas y otros vegetales libran una dudosa batalla contra conejos, pájaros y sequías.

En los predios aledaños, las huertas propias de las mujeres se ven yermas y arenosas.

"Perdimos muchos cultivos y nuevos almácigos por la helada de este año", dijo Elago.

Ella estima que en los mejores meses, justo después de la cosecha, ella gana unos 25 dólares por mes gracias al proyecto.

"Coloco las verduras sobre una mesa y los vecinos vienen y las compran", relató.

Pero eso no le alcanza para mantener a sus cinco hijos, que van de 10 a tres años, de edad, incluyendo a dos mellizos de seis.

"Ganamos dinero cuando podemos. Cuando la huerta está quieta, vendemos madera", dijo otra integrante del comité, Claudia Mumbwangela, madre de cuatro hijos de entre 16 y 23 años.

"O recogemos las semillas de este árbol y las vendemos como alimento para el ganado", agregó.

En la temporada lluviosa, Mumbwangela pasa hasta la mitad del día trabajando en el huerto, mientras ahora una o dos horas de trabajo bastan.

Ambas mujeres participan en el proyecto desde sus inicios.

"Me gusta. El huerto no sólo pone alimentos sobre la mesa, sino que me da independencia. Y me evita pedir limosna", dijo Elago.

En e su tiempo libre enseña a leer y escribir a otras mujeres. "Muchas son analfabetas. Yo fui a la escuela hasta décimo grado, y me habría encantado terminarla, pero mi madre y mi padre estaban sin trabajo, así que no pude ir más", relató.

Según Rachel Coomer, de la oficina dedicada a las investigaciones sobre género en el Centro de Asistencia Legal de Windhoek, su caso no es raro.

"La deserción de las niñas namibias, en comparación con la de los varones, aumenta de modo significativo luego del séptimo grado", dijo.

La educación es uno de los muchos factores que contribuyen con la desigualdad de género en Namibia, igual que en la mayoría de los países de la región, donde las sociedades son profundamente patriarcales.

"Se supone que tenemos que liderar. Aunque las mujeres están motivadas, necesitan un hombre allí como fuerza motora", dijo Nghipandulwa.

"Para cambiar esas visiones tan arraigadas es importante exhibir modelos femeninos con nuevos roles", enfatizó Coomer.

"En este país hay algunas mujeres políticas grandiosas. Ponerle al proyecto el nombre de una de ellas fue algo bueno", sostuvo.

Por un lado, esto dio a las mujeres una exposición necesaria. Como parte de un proyecto hídrico regional de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), el programa recibió una bomba para extraer agua que funciona con energía solar y un tanque con capacidad para almacenar hasta 2.000 litros.

"Pero cuando está seco, está seco", lamentó Nghipandulwa, mirando el río.

"Cada vez que bombeamos agua tenemos que esperar un rato antes de que se restablezca el nivel de la napa subterránea. Lo que realmente necesitamos es una represa, para poder irrigar todo el año", agregó El costo de un solo pozo ronda los 6.200 dólares, una suma inalcanzable para el proyecto. (#)

(#) Publicado por www.ipsnoticias.net

viernes, 28 de agosto de 2009

Breves reflexiones repetidas que me provoca el Facebook.


Hace varios meses atrás acumule en mi casilla de mensajes numerosas invitaciones a participar de distintas redes sociales, cierto día decidí darle curso a todas, pero recién hace unas semanas las atiendo regularmente, lo cierto que fui tomando contacto con muchos conocidos, algunos viejos militantes radicales otros no tanto pero que componen lo que hoy en día se conoce como el espacio del Acuerdo Cívico y Social o panradicalismo, lamentablemente confirmo todos los días la distancia de percepción de la realidad política con muchos de ellos, que incurren en los lugares comunes del antiperonismo visceral, hoy traducido en antikirchnerismo, como hablar de monarquía con K, o decir que el nuevo proyecto de ley de medios audiovisuales es "para terminar con la radiodifusión democrática".

Mi credulidad me hace no poder entender como se puede resumir la militancia partidaria en repetir sloganes de algún laboratorio comunicacional, el poco margen para la reflexión y el debate que tienen los partidos políticos; Fraccionados en múltiples sellos y hoy mas que nunca reducidos a meros instrumentos para cumplir con la ley electoral en la postulación de candidatos a cargos en la administración publica.
En cuanto a los contenidos ideológicos, esta claro que de eso se encargan las corporaciones mediáticas fijando la agenda política, los discursos y decidir lo que es "políticamente correcto".

Lo preocupante de esta situación es que esta oposición electoral cree que puede ser alternativa de gobierno. Humildemente creemos que si no se supo, no se quiso o no se pudo aprender de los errores cometidos, difícilmente sera capaz de no volver a cometerlos.
Confundir la "la resistencia partidaria" como si fueran los portadores del fuego sagrado de la militancia, bastión de la fe doctrinaria e ideológica, a esta altura de la historia nos parece que linda con cierta perversa ingenuidad mezclada de romanticismo nostálgico.

Digo estas cosas a pesar de los amigos y amigas que insisten en catalogar mis reflexiones como supuesta adhesión al "Kirchnerismo" y siguen sin entender que construir el espacio nacional, popular y democrático, no es una cuestión de nombres y apariencias, se trata de rescatar (mas allá de los sellos partidarios ) ideas que nos querían hacer creer que habían muerto.

Saludos Cordiales.


PD: quizás decir estas cosas sea un intento de hacer para-Kirchnerismo, que hace rato Anahí califico de galimatías y le sigo debiendo su correspondiente aclaración.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Algunos porques del déjà vécu mesaenlacista.


Eduardo Basualdo: "El conflicto del agro no terminó"

Investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Eduardo Basualdo, es autor de varios clásicos sobre la economía argentina. Entre ellos "El Nuevo poder terrateniente", escrito en conjunto con Miguel Khavisse en la década del 90, en el cual sostiene que las transformaciones del sector agropecuario no ocultan que la estructura propiedad del campo, en este caso el bonaerense, sigue concentrada en los tradicionales terratenientes pampeanos.

Este actor, a su juicio, fue central en el reciente conflicto agropecuario. Su hipótesis es que una fracción de la oligarquía que supo conducir al conjunto de la clase desde sus intereses en la industria, se replegó en los 90 a su lugar de origen, el agro, y desde allí busca ahora pelear su lugar de interlocución con el Estado. En ese camino, ata una novedosa alianza con una fracción del sector de pequeños y medianos productores, que busca ganar escala a través del arrendamiento en detrimento de los cededores de tierra.

Basualdo, quien viajó a Rosario para participar de una reunión de la Federación de Trabajadores de la Industria de la Central de Trabajadores Argentinos, subrayó que el conflicto agropecuario "no terminó" y disparó un realineamiento de frentes sociales y políticos, cuyas consecuencias recién se empezaron a ver.

—¿Cuáles fueron los actores centrales de esta etapa del conflicto agropecuario?

—Partiría como hipótesis básica de que se trata de un conflicto que no es únicamente económico sino que involucra la proyección política de diversos sectores del agro pampeano, a partir de un horizonte de altos precios internacionales. No de 2001 para acá, sino de 2007 para acá, y en el contexto de una revolución en términos productivos del agro pampeano, que elevó sustancialmente la productividad y el área sembrada. No es únicamente un conflicto que va contra una medida. Porque si uno mira el margen bruto, ve que sin retenciones entre el promedio de 2007 y marzo de 2008 hay un incremento superior al 90%. Y con retenciones móviles, alrededor del 45%. Efectivamente todas las transformaciones del agro pampeano tuvieron un impacto muy importante en términos de economía de escala, acentuando las diferencias entre grandes y pequeños, no vía precios sino vía costos. Esto tiene mucha incidencia pero no como para hacer que un pequeño y mediano tenga un margen bruto menor que el promedio de 2007. Hay algo superior, una proyección de carácter político. Si uno analiza la estructura de la propiedad agraria en la provincia de Buenos Aires, núcleo central de la zona pampeana, lo que ve es que los grandes propietarios son los descendientes de la vieja oligarquía argentina y no los pooles de siembra. Por supuesto están los pooles de siembra, pero según el censo de 2002, el 76% de los arrendamientos son tomados por los propios propietarios. En un período en el que aumentó el arrendamiento, éste se sigue concentrando en los propios propietarios. En ese sentido, uno puede reconocer la gran propiedad jugando con un rol central en este conflicto, junto a un sector de los pequeños y medianos, que son los que arriendan. Esto es interesante. Porque nada tiene que ver este conflicto con el Grito de Alcorta. Está de por medio el arrendamiento pero hoy aparecen asociados quienes se enfrentaban en 1912. O cambió el pequeño y mediano propietario o la Federación Agraria está conducida por estos actores.

—¿Cuál de las dos es la hipótesis más plausible?

—Hay dos alternativas, no más. O efectivamente hay cambios en los pequeños y medianos que hacen que se haya transfomado su conformación y comportamiento o la Federación Agraria está conducida por una de las fracciones de este segmento, que son los arrendatarios. La derogación de la 125 en realidad perjudicó a varios de los pequeños y medianos, porque hubieran tenido retenciones más bajas con el régimen que salió de Diputados. Desde este punto de vista, me parece más plausible la segunda opción. Hoy la Federación Agraria es conducida por una fracción de los pequeños y medianos productores, que no necesariamente expresa al conjunto, pero ese conjunto no tiene organización donde plantarse.

—Esta fracción es la de los que buscan tomar tierra para ganar escala.

—Se mueven tomando tierras sobre la fase descendente de las economías de escala. Porque los costos en las economías de escala no siempre son descendentes. Hay un punto donde empiezan a aumentar. Por eso hay grandes propietarios que ceden tierras. Ceden tierras porque están buscando el punto mínimo de costo. La combinación entre producción propia y arrendamiento cedido le da un margen bruto superior al que obtendría si trabajara toda su tierra en propiedad. Buscan el punto en el que se mueve el mínimo de costo por hectárea, es decir el máximo de economía de escala.

—¿Qué papel juegan los grandes propietarios?

—Históricamente esta fracción de la oligarquía condujo desde la industrialización al conjunto de la clase. Pero más recientemente, aquellos grupos económicos diversificados, que son grandes terratenientes pero también grandes industriales, perdieron peso notablemente en la industria. Son los que vendieron y están en la base de la extranjerización de la industria en la década del 90. No porque hayan perdido patrimonio. Vendieron a precios internacionalmente increíbles y fugaron el capital. Hablamos de holdings como Pérez Companc, Bemberg, Loma Negra o Werthein. Y hoy son conglomerados mucho más financieros y agropecuarios que industriales. En ese sentido, se podría hablar de un proceso inédito de contradicción entre el agro y la industria. Esto no se produjo antes, ni siquiera durante la sustitución de importaciones. Al contrario, este sector se consolidó durante esa etapa.

—Ahora se enfrentan a la industria a la que ellos vendieron sus empresas.

—Sí, pero no pelean para retomar el terreno industrial sino para limitar el proceso de industrialización. Con un gobierno que tiene muchos defectos pero que tiene políticas muy definidas en materia de desarrollo industrial. Esta fracción del capital fue, durante toda la etapa de la industrialización, la interlocutora del Estado por parte de la clase. Perdió la base industrial y se está replanteando esa interlocución por el lado del agro. Uno ve que se derogó el núcleo central del conflicto, la resolución 125, pero el conflicto sigue. Y va a seguir porque tiene esta impronta. No es un conflicto sobre ciertas medidas específicas. En todo caso se van cambiando los reclamos. Otro factor que está jugando en la permanencia de este conflicto es que intervienen muy fuertemente los intereses provinciales para participar o percibir parte de la renta agropecuaria, que hoy va únicamente a manos del gobierno nacional. En esto hubo un error de apreciación sobre el Senado. Porque allí estaban todos los factores políticos que estaban en Diputados. El PJ, con sus traiciones y sus huidas correspondientes. Pero el Senado expresa mucho más cabalmente los intereses provinciales. Y donde el gobierno supuestamente tenía mayor margen, perdió. Jugó un factor, que se llama coparticipación. Que no es un eje determinante pero sí una cuestión permanente. América latina está cruzada por este problema. La relación entre Nación y provincias hace a un rasgo básico del juego democrático en la conformación de una nación.

—¿Esto lleva a identificar a los intereses provinciales con los intereses de este sector rural que estaba protestando. Hay una nueva burguesía en el interior que marca los tiempos de la política?

—Habría que hacer un análisis más fino de los sistemas políticos provinciales. Pero lo que sí juega, por ejemplo en Santa Fe, es ese sentimiento, no sé si correcto, de estar aportando mucho a un tipo de renta, de la que se saca menos de la que habría que sacar. Esto unifica a la provincia y es el juego de complementación, más allá de que es sector de pequeños y medianos arrendatarios sea dominante y tenga expresión política provincial. El sistema político provincial lo asume como tal.



Publicado el 17/8/08 en www.lacapital.com.ar

miércoles, 19 de agosto de 2009

El misterio del Arctic Sea, el Triangulo de las Bermudas y una iglesia sin techo.


El buque carguero Arctic Sea que partió de Finlandia con rumbo a la Argentina, que a fines de julio en aguas del Canal de la Mancha se lo avisto por ultima vez y que estuvo navegando mas de 4000 km durante las ultimas semanas en condición de desaparecido, fue encontrado a unos 700 km de las costas de Cabo Verde.
Múltiples hipótesis se tejen sobre lo ocurrido con su tripulación y su valiosícimo cargamento para nuestro país, fuentes rusas afirman que si bien la "tripulación esta sana y salva" resolver el misterioso caso dependerá de una "investigación completa" que ordeno el presidente de Rusia Dimitri Medvedev.
No obstante fuentes mas informadas, bajo pedido de estricta reserva, nos revelaron que la desaparición del buque fue producto de un fenómeno paranormal largamente estudiado por nuestra fuente, que se denomina "Triangulo de las Bermudas", algunos sostienen que sería un vacío espacio-tiempo producido hace milenios cuando se hundió en aguas del océano que separa África de América, el continente de Atlántida y desde aquel entonces numerosos casos de barcos , aviones y tripulaciones completas han sufrido sus consecuencias, el caso del Arctic Sea debería sumarse a esa larga lista.
Nuestra fuente también nos informa que estos extraños fenómenos también provocarían inexplicables distorsiones, abriendo comunicaciones temporales entre distintos pliegues o secuencias de los planos que conforman el espacio-tiempo y que serian estas la que explicarían la extraña aparición en los compartimientos de carga del buque Arctic Sea, entre su cargamento de madera destinada a nuestro país, de un techo completo con todos sus componentes, destinados a una centenaria iglesia de un pueblo de la pampa bonaerense en el cual hace varios años obro una misteriosa desaparición.
Ante la imposibilidad de refutar científicamente semejantes argumentos, a nosotros solo nos queda recordar aquella frase de nuestra infancia que nos repiquetea en nuestros oídos, aun hoy: todo es posible en la dimensión desconocida.

Saludos Cordiales.

viernes, 14 de agosto de 2009

EL HONOR DE LAS INJURIAS.













El honor de las injurias,
largometraje documental dirigido por el pintor y escritor Carlos García Alix (León, 1957), rescata la figura de este hombre alto, famélico, de manos grandes, cortés, reservado, siempre vestido de gris o negro, que se convirtió en toda una leyenda al más puro estilo gansteril. A sus 52 años, Sandoval ya era un hombre envejecido y gravemente enfermo de tuberculosis. Detenido nada más acabar la Guerra Civil, se quitó la vida y nadie reclamó su cadáver. El 6 de julio de 1939 fue enterrado en una tumba de tercera del cementerio del Este, en Madrid. Había nacido el 26 de mayo de 1886 en el barrio de las Injurias. Madrid estaba de fiesta. Nueve días antes había nacido el heredero a la corona, que luego llegaría a reinar bajo el nombre de Alfonso XIII.

Han sido años y años de obsesión, de investigación, de búsqueda de documentos y fotos en los archivos más importantes de España, y también en París y Amsterdam. En 1998, en el Archivo de la Causa General, cuando este organismo no era público, encontró García Alix la pieza clave de la investigación, el hilo conductor del filme: la confesión manuscrita de Felipe Sandoval, preso en la Brigada de la División de Investigación Política, en la calle de Almagro de Madrid, pocos días después de la derrota de los republicanos. "¡Felipe Sandoval!, ¡el Doctor Muñiz!, el más peligroso atracador y pistolero, un asesino y un gánster que muy pronto recibirá su merecido", exclaman triunfantes los policías que en la madrugada del 16 de junio de 1939 llegan al número 36 de la calle de Almagro con la conocida como "Expedición de los 101": los más buscados, los más odiados, dirigentes políticos y sindicales, diputados, gobernadores, alcaldes, periodistas... Entre ellos, Felipe Sandoval. Le obligaron a recordar quién era. Y lo hizo. A lo largo de 63 folios, el Doctor Muñiz relata su vida. "Los anarquistas somos la hostia, compañero. Sabemos retorcernos el corazón si hace falta para cumplir nuestro deber revolucionario. Lo que esos jovencitos comunistas que presumen de coraje no se atreven a hacer, aquí está el viejo Felipe, anarquista, dispuesto a hacerlo en bien de nuestros sagrados ideales. Aunque el corazón se me salga por la boca". Su confesión le costó la vida. Fue repudiado por sus compañeros, que le acusaron de traidor y canalla, y por la propia policía, que no se dio por satisfecha. No dio opción a los hombres que tenían que juzgarle. Él fue su propio juez y su verdugo, el asesino de sí mismo, relata García Alix en el documental. (#)


(#) Rocío García Diario El País 28/10/2007


Ver película completa en PikeTV.

lunes, 3 de agosto de 2009

El túnel del tiempo. No hay caso, nos gusta la calesita.




AEA congrega a los dueños y titulares de las empresas más grandes y concentradas del país. En un reciente documento, titulado “Movilizar las energías del sector privado, un aporte al diálogo entre todos los argentinos”, abundan ideas libremercadistas. Se trata de un intento de formulación de un proyecto de país enfocado en una corriente noventista y de la teoría del derrame. Reclama la eliminación de todo control e intervención pública en los mercados.

Por Guillermo Wierzba
Economista, profesor de la UBA y director del Cefid-AR.

El documento se inspira en un concepto de la propiedad privada de tipo decimonónico, recuperado por la oleada intelectual neoliberal de fines del siglo pasado, que excluye las limitaciones impuestas a la misma a partir del desarrollo del pensamiento democrático. El orden jurídico internacional ha incorporado, por ejemplo, a los derechos humanos como parte inalienable del orden democrático moderno, integrando a ellos a los derechos económicos y sociales. A su vez, el derecho de propiedad empresaria resulta de una sustancia diferente a la de la propiedad personal y su extensión no puede ser ilimitada, ni precede a la organización institucional, sino que debe encuadrarse en la misma.

Proclamar la vigencia irrestricta del derecho de propiedad sobre los patrimonios y sus frutos o ganancias, supone una hostilidad “de principios” respecto de la progresividad tributaria y de toda acción del Estado orientada a redistribuir ingresos y riqueza, pues éstas implican la transferencia de stocks y flujos patrimoniales de los agentes concentrados de la economía a los sectores postergados.

La subrayada meta de “drástica reducción de la pobreza” es incompatible –por demostración empírica, histórica y teórica– con la subsistencia de sociedades de desigualdad extrema como son las latinoamericanas. Así, una política dirigida a su sustantiva disminución importa otro dimensionamiento en la ecuación “acción pública/derecho de propiedad”. Al mismo tiempo, corresponde reconocer la correcta invocación que el escrito hace a la necesaria erradicación de la evasión tributaria. Sin embargo, ese ítem sólo apunta al deseado objetivo de la equidad tributaria entre empresas, omitiendo menciones a la progresividad que constituye la condición de una razonable equidad entre los agentes pudientes y los sectores populares. Cuestión clave en una sociedad que reporta índices muy altos de desigualdad.

Formular la posibilidad de actuar sobre la reducción de la pobreza sin proponerse una disminución drástica de la flagrante desigualdad ni admitir la imprescindible limitación social del derecho de propiedad, importa adscribir a la “noventista” teoría del “derrame”. La democracia no es sólo un régimen que aspira a la igualdad formal (por la proclamación de derechos), sino que supone la búsqueda de una sustancial equidad económico-social. La inexistencia de procesos vitales hacia su profundización creciente la torna insuficiente y débil, y conlleva el germen de su degradación.

AEA enuncia su objetivo de “motorizar un fuerte proceso de desarrollo económico y social”. Pero el documento adhiere a una doctrina libremercadista extrema que reclama la eliminación de todo control e intervención pública en el conjunto de los mercados, excepto en el caso de las tarifas de servicios públicos. Contradice así al pensamiento clásico del desarrollo, que destaca la ineficiencia de los mecanismos mercantiles para asignar recursos en el largo plazo, especialmente en los países subdesarrollados, y recomienda en consecuencia el diseño de intervenciones públicas destinadas a alterar las señales de precios para asegurar el cumplimiento de los objetivos de un plan de desarrollo.

El desarrollo económico es una categoría de un paradigma muy distinto al de la ortodoxia. Resulta inconsistente, entonces, reivindicar al primero desde una mirada encadenada a la segunda. El enfoque del desarrollo sostiene que la existencia de sectores más competitivos y otros más inmaduros que se quiere incentivar, requieren de la intervención pública. Los mecanismos de mercado no conducen a estas metas. Desde esta perspectiva la presencia de rentas naturales, así como de beneficios extraordinarios debidos a la concentración económica, exigen de la injerencia estatal para el establecimiento, por ejemplo, de tipos de cambio diferenciales (siendo las retenciones sobre las exportaciones un modo eficaz de establecerlos).

A su vez, un enfoque estructural sobre una economía que ha alcanzado el desmesurado nivel de concentración de la argentina, debe concluir –necesariamente– en intervenciones en los procesos de formación de precios por parte del Estado, para limitar las tendencias a la elevación de los beneficios extraordinarios que las condiciones oligopólicas y monópolicas suscitan, y que resultan en feroces procesos de redistribución regresiva de los ingresos y la riqueza. Esas condiciones de concentración requieren eficaces mecanismos antimonopólicos y de una activa política de ingresos. AEA omite también a la banca de desarrollo, instrumento emblemático de un proyecto de impulso económico. Hace una única referencia a la focalización de la banca pública en el financiamiento de largo plazo al sector privado. Este enfoque recortado mutila y deforma la potencia de una banca de desarrollo, que supone un rol que excede largamente la cuestión de los plazos, e incluye el manejo de las tasas de interés, la selección de sectores a promover, la fijación de volúmenes de atención por ramas o regiones derivados de los objetivos del plan de desarrollo.

Por otro lado, el enclaustramiento de la banca pública en el crédito “de largo” que hace AEA presupone una crítica a su participación en el mercado “de corto”, siendo que en éste le corresponde a la banca pública asumir funciones fundamentales como agente contracíclico, empresa testigo, banca de fomento y atención de las pymes.

Resulta sustantivo, en fin, evaluar la tensión entre mercado, desarrollo y democracia. La esencia de la democracia es que el rumbo y el destino del modelo de país resulta de la implementación de un proyecto que se define por el pronunciamiento popular. El desarrollo como concepto supone determinados objetivos que se articulan en un plan definido democráticamente. El mercado es un dispositivo asignativo de recursos económicos cuya estructuración debe organizarse en armonía con el proceso democrático y el plan. Su existencia y funcionamiento debe ajustarse a éstos y no subordinarlos.

AEA postula, sin detenerse en fundamentos, que “la inflación es un problema estrictamente macroeconómico”. Descarta que las decisiones puntuales de unos pocos agentes económicos puedan incidir en sus causalidades. Esta ausencia en el texto de AEA es muy grave. Una oferta extremadamente concentrada y conglomerados que actúan como formadores de precios, de propiedad y/o bajo la dirección –en buena medida– de los propios miembros de AEA, suponen un indispensable abordaje desde el lado “micro” y “mesoeconómico” –la estructura de los mercados y el poder empresario– que complete el necesario enfoque “macroeconómico”.

La conquista de grados de libertad frente a las políticas de condicionamientos recomendadas por el FMI permitió –en los últimos años– evitar la implementación de estrategias como la de “metas de inflación”, regresivas en sus efectos sobre la distribución. En tal sentido, la advocación a “una activa inserción de la Argentina en el sistema financiero internacional”, sin referencia a la necesaria conservación de la valiosa autonomía de política ganada por esa conquista, constituye una posición que debe generar inquietud.

La puntualizada exigencia de la entidad empresaria sobre el Estado, en el tema de “la defensa de las inversiones argentinas en el exterior”, tiene la forma y el tono de un descuidado matiz. ¿AEA supone que dicha defensa debe predominar sobre las buenas relaciones internacionales de Argentina, sobre el respeto a las autodeterminaciones nacionales y sobre el proyecto de integración regional de Argentina? ¿También estima que debe ejercerse con independencia de la real localización de los capitales controlantes de tales inversiones? Resulta llamativo que el escrito se detenga de este modo en esta cuestión, sin reflexión alguna acerca de las numerosas y progresistas iniciativas de los últimos años que han promovido la unidad latinoamericana, tales como la ampliación del Mercosur, la creación del Banco del Sur y Unasur, los intercambios en monedas locales para evitar la dependencia de las divisas de extrazona, las conversaciones para crear un fondo de estabilización regional. Se trata de una omisión imposible de leer como olvido y que genera un cono de sombras acerca de la calidad de la mirada estratégica del ente empresarial.

Similar calificación merece el enfoque de AEA sobre el “fortalecimiento de los medios de comunicación”, concepto que intenta reemplazar equívocamente a una necesaria definición de libertad de prensa y opinión

–categoría ausente en el escrito– fundada en el derecho a la diversidad, la pluralidad y la calidad de la información. Se condenan las medidas “que debiliten económicamente” a las empresas periodísticas y se sustituyen los derechos humanos inalienables a la libertad de información y expresión por la “libertad de elegir entre una amplia oferta de medios periodísticos existente”. O sea, por el “libremercado” sin menciones a su necesaria desconcentración y democratización. La no disimulada oposición a la propuesta de proyecto de ley de servicios audiovisuales –de creciente consenso en la sociedad– tiene también una inequívoca factura neoliberal.

Los contenidos del último escrito de AEA y su acción presente para alcanzar protagonismos decisivos insinúan –¿revelan?– una continuidad histórica: en su texto abundan ideas “libremercadistas” en una hora difícil para una gestión de gobierno heterodoxa. Las circunstancias y las respuestas plantean un interrogante acerca de la discontinuidad del Consejo Empresario Argentino (CEA) y la inmediata conformación de AEA. ¿Se trata de un cambio de identidad para reformular un estilo político del alto empresariado o de una mera sustitución de nombres para sortear el lastre descalificador del pasado apoyo a Martínez de Hoz, durante la última dictadura, y al plan de convertibilidad en los noventa?

Las intervenciones, discursos y escritos del CEA muestran una adhesión total a los programas ortodoxos y cruciales participaciones en momentos institucionales críticos. Como cuando la fundación de la Apege, un ente empresario organizado antes del golpe del ‘76 cuyo rol fue clave en el debilitamiento institucional previo a través de lockouts patronales. O más tarde, de un modo menos visible, en el denominado “golpe de mercado” que sufrió el gobierno de Alfonsín en sus últimos meses.

Hoy AEA quiere erigirse en vértice de las distintas organizaciones del empresariado grande, mediano o chico, rural o urbano. Momento peliagudo para una democracia que deberá afirmar la legitimidad del poder popular y ciudadano frente al desafío de los grandes intereses corporativos y sectoriales del poder económico concentrado

Publicado en suplemento Cash de Pagina 12 el 4/8/09