jueves, 25 de febrero de 2010

La trama oculta del poder mediático.


El derrocamiento de Arturo Illia se produjo como resultado de una coherente campaña ideológica, implementada por los medios de comunicación masiva y orquestada por una fracción de las fuerzas armadas, que contó con el apoyo de dirigentes empresariales, sindicales y políticos, y que, posteriormente, en función de gobierno, intentaría aplicar un programa corporativista.

Tal campaña la reforzaba, en los hechos, una efectiva distorsión política del país, resultado de la proscripción del peronismo y de la debilidad de un gobierno que había asumido con cerca del 25% del electorado a su favor. La campaña propagandística se preparó para presentar la solución a los problemas nacionales y el crecimiento económico “vía rápida” (retomar la apertura a las inversiones extranjeras), dentro del marco de una paz social que sólo garantizaría un sistema autoritario. Esta nueva alternativa, posible de concretarse por primera vez en el siglo XX, resolvería la inestabilidad y las crisis recurrentes de la sociedad argentina gracias al voluntarismo, el autoritarismo cívico-militar y las soluciones heroicas.

En el sector militar que finalmente daría el golpe de estado, el azul, se habían producido cambios de importancia y replanteos que condujeron a una revisión de la primera actitud legalista y defensora del orden constitucional. Durante la presidencia de Illia, la preocupación de las fuerzas armadas por la radicalización política y social era compartida con los sectores nacionalistas, más inclinados al autoritarismo y al corporativismo. Esta preocupación estaba motivada, especialmente, en el poderoso impacto que la exitosa lucha armada, que posibilitó la Revolución Cubana y su posterior giro hacia el socialismo, tenía sobre el movimiento obrero y la juventud. (…).

En este contexto, era posible explicar el sentido último y los propósitos perseguidos por la ofensiva de la prensa contra el gobierno de Illia. La operación fue planificada de manera tal de poder guiar a la opinión pública hacia los fines deseados, con información verdadera y falsa, que, con auténticos anclajes en la realidad, inducía a conclusiones negativas respecto de la percepción de la realidad político social y el desempeño de la UCRP. En una primera etapa, antes de que Illia asumiera el gobierno, Primera Plana planteaba las contradicciones de los radicales y su falta de “eficiencia técnica” para gobernar. Estos argumentos, continuarían siendo utilizados por la oposición hasta el derrocamiento. Una segunda instancia consistió en demostrar que en la Argentina se hacía factible una solución al estilo brasileño o franquista y que era menester tomar decisiones en forma inmediata ante el avance del caos social, la antesala del comunismo. Una vez presentado un peligroso cuadro de la situación nacional y que los “ciudadanos lectores” creyeran que, efectivamente, la situación descrita ocurría, se imponía la necesidad de comunicar el modelo alternativo y revertir la situación, en un sentido que satisficiera las expectativas generadas y aceptadas por la población.

La caída de Illia.La trama oculta del poder mediático. Miguel Angel Taroncher (Vergara) ver acá o aquí

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