jueves, 20 de noviembre de 2008

El neoliberalismo es contrario al liberalismo





Como el estatismo, el neoliberalismo es dogmático;y el dogma es la negación de la libertad de pensamiento "No se puede ser keynesiano todo el tiempo, ni monetarista todo el tiempo". Cada enfermedad económica tiene su terapéutica En medicina no hay "insulinistas", que prescriban insulina para todo; en economía, los neoliberales proponen bajar el gasto público en medio de una recesión

BUENOS AIRES, 20. Rodolfo Terragno fue el orador de cierre de la jornada que se realizó ayer, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, donde se celebraron los 25 años de la democracia y de la Fundación Friedrich Naumann en la Argentina. En su presentación, reiteró sus conocidas críticas al neoliberalismo, del cual dijo que "no sólo debe ser considerado distinto sino contrario a las verdaderas concepciones liberales, ya que es, al igual que el estatismo, es dogmático". Para Terragno, la primera libertad que debe defender el "buen liberal" es la libertad de pensamiento, "y defenderla no sólo contra los demás, sino contra los propios prejuicios. Uno debe conquistar la libertad de discernir, adaptarse, corregir, y un pensamiento dogmático, como el neoliberal, impide todo eso".
Terragno confió que, a quienes van a estudiar economía, él les propone: "Piensen que van a estudiar medicina". Lo hace porque "la misión de la medicina es prevenir, curar o mitigar los efectos de enfermedades que son todas distintas. Cada patología tiene su terapéutica. En medicina no hay insulinistas, que prescriban insulina para cualquier enfermedad, ni penicilinistas, que recomienden antibióticos para todo. En cambio, hay economistas que recetan siempre lo mismo, cualquiera sea la enfermedad de una economía".
Para ejemplificar, Terragno dijo que:
"Cuando hay alta inflación y déficit, es necesario restringir los medios de pago y bajar el gasto público. Cuando hay recesión, desempleo e insuficiente inversión privada, hace falta una fuerte inversión pública."
A su juicio, "no se puede ser keynesiano todo el tiempo, ni monetarista todo el tiempo".
Recordó que a fines de los 80 integró un gobierno que enfrentó una fortísima inflación. "La mayoría de nosotros era consciente del problema y procuraba resolverlo, pero había quienes decían que no debíamos ocuparnos de la inflación, que la inflación se resolvía con más producción y que, mientras tanto, tenía un efecto redistributivo. Era insostenible, pero lo sostenían. Los que queríamos privatizar o buscar el equilibrio fiscal éramos acusados de neoliberales".
Luego, al finalizar los 90 e iniciarse el 2000, Terragno integró por pocos meses un gobierno que debía resolver un caso de "iatrogenia", que es la enfermedad provocada por el propio médico. "Necesitábamos salir del 1 a 1, que había provocado cuatro años de recesión, 25% de desempleo y una deuda impagable. Sin embargo, en el propio gobierno se decía que debíamos mantener la paridad y baja el gasto público, lo cual era como darle azúcar a un diabético. Los que sosteníamos que era necesario pasar a un tipo de cambio competitivo éramos sospechados de proteccionistas".
En la Argentina, según Terragno, "prescribir los remedios adecuados para cada enfermedad económica es arriesgarse a ser rotulado. Esto es así porque se sacralizan los instrumentos. No se entiende que la ideología tiene que ver con los fines; es decir, con la distribución de riqueza, conocimiento y poder. Los instrumentos son neutros y, en muchos casos, los hay imprescindibles. Cualquiera sea el fin perseguido, una sociedad necesita estabilidad y la competitividad".
El liberalismo, en la interpretación de Terragno, es "la concepción filosófica que hace de la libertad el valor político primario. No es liberal el que propone bajar el gasto público de 22 a 19 por ciento del producto en medio de una recesión, o el que en Estados Unidos proponga privatizar la NASA. El liberalismo es algo superior, y demasiado complejo para ser comprendido por un neoliberal".

Enviado por Rodolfo Terragno.

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