Sabemos que un modelo económico basado únicamente en un tipo de cambio competitivo, no alcanzaba, sabemos también que fue la barrera que puso freno a la importación indiscriminada, que permitió en estos años sobre todo a la industria textil mayoritariamente conformada por pymes volver a crecer y generar muchos puestos de trabajo alimentando el mercado interno; Estos sectores hoy, que algunos denominan sensibles, son los primeros en padecer en carne propia la falta de barreras cambiarias, arancelarias o aduaneras que las protejan, sabemos que significa también los términos libre mercado y competitividad, en estos tiempos que "todos " nos salvamos con una cosecha y nos olvidamos de la sustitución de importaciones y donde la paridad cambiaria no solo es un ruido en la interna de la UIA, que juega a lo de siempre: licuar costos saláriales y maximizar ganancias que gozan los verdaderos formadores de precios en esta economía concentrada que supimos conseguir.
Por lo visto y vivido parecería que el llamado postkirchnerismo trae aparejado el postneokeynesianismo, a pesar de que hemos escuchado por ahí “es mejor un buen monopolio aliado que pequeñas y medianas empresas compitiendo”, y que “se buscaron acuerdos con los grupos económicos más poderosos para que disciplinen al resto de las cadenas de valor”, sabemos lo que significa volver para atrás, lamentablemente no “todos” lo estamos viendo así , en fin en estos mares navegamos, algunos surfeando, otros intentando seguir remando.
A continuación pego dos notas sobre el tema , una de la Agencia de Noticias Inter Press Service (IPS ) y la otra publicada en Perfil , que muestra la posición de algunos de los sectores de la pequeña industria agrupados como pueden, eso si intentando dar pelea en medio de la marejada que se viene.
Por Marcela Valente en IPSnoticias
BUENOS AIRES, ago (IPS) - El tipo de cambio competitivo, un pilar de la estrategia de recuperación económica argentina desde 2002, quedó a la deriva en los últimos meses, y el impacto se nota en sectores industriales que crecieron al amparo de la devaluación de la moneda nacional.
"La etapa de sustitución de importaciones para la industria se terminó y eso se ve sobre todo en el aumento de 40 por ciento de las importaciones en el último año", explicó a IPS Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica. "Este es el fin del período del dólar alto y estamos en una transición", describió.
En junio, la actividad industrial tuvo su peor desempeño en cinco años. Creció 1,8 por ciento respecto del mismo mes de 2007, pero se contrajo cuatro por ciento con relación a mayo, de acuerdo con estadísticas oficiales.
Desde 2002, cuando se puso fin a la paridad cambiaria de un peso por dólar y la moneda nacional cayó a tres unidades por cada divisa estadounidense, las autoridades la han mantenido deprimida, lo que dio competitividad a la industria y a las exportaciones agrícolas, fuente de enormes ingresos para el fisco.
Mientras, en el resto del mundo, el dólar ha experimentado un desplome continuo.
Curiosamente, desde que se desató en marzo un conflicto de gremios agropecuarios contra el aumento de los derechos de exportación de ciertos cultivos, el peso argentino empezó a caer frente al dólar por un inesperado aumento interno de la demanda de divisas, atribuida a la inseguridad que generaba la crisis.
Para contrarrestar la tendencia, el Banco Central llevó a cabo una venta agresiva de divisas provenientes de las reservas del tesoro nacional, que cayeron de 50.517 millones de dólares en marzo, cuando estalló el conflicto, a 47.552 millones de dólares en julio.
Así, el peso argentino pasó de cotizarse a 3,18 unidades por dólar a 3,06, una apreciación que preocupa a la industria.
Además, Argentina tampoco ha escapado a la inflación internacional, impulsada por el aumento de precios de los productos básicos, el transporte y la energía. Según estimaciones de consultoras privadas, ésta ronda el 28 por ciento anual, una de las más altas de la región.
El aumento acelerado de precios, sumado a una política monetaria que mantiene el tipo de cambio casi fijo, neutralizó la ventaja competitiva de la devaluación de 2002. Los economistas advierten que el Estado tiene menos espacio fiscal para intervenir en el mercado monetario desde el Banco Central, y entonces esta herramienta está en crisis.
En una rueda de prensa el sábado 2 de agosto, la presidenta Cristina Fernández sostuvo que la industria es el sector que más ayudó al crecimiento sostenido de los últimos años, de cerca de ocho por ciento anual, y que generó la mayor cantidad de empleos. La desocupación bajó a un tercio de la de 2002.
Pero cuando fue consultada sobre la franja de valor ideal de la moneda frente al dólar y sobre cuál será la tendencia futura, la mandataria eludió las definiciones.
Argentina tuvo en los años 90 un régimen de convertibilidad por el cual cada peso equivalía a un dólar estadounidense.
En esa década, las importaciones fueron sustituyendo cada vez más la producción nacional, miles de pequeñas y medianas empresas cerraron sus puertas y el desempleo creció. En 2002, tras casi cuatro años de recesión, ese modelo colapsó y la moneda se devaluó. El país no tenía recursos ni crédito para exportar ni para importar.
Las autoridades sostuvieron entonces lo que llamaron el tipo de cambio competitivo como una herramienta que permitía recuperar la actividad económica y el empleo.
Ahora, esa política de mantener el dólar alto parece haber sido abandonada sin aviso y los primeros que sienten el impacto son los sectores industriales.
La Fundación Pro Tejer, de empresas del rubro textil, señaló que desde 2002 y 2007 el sector logró hacer un uso intensivo de la capacidad instalada, la producción aumentó 109 por ciento y se crearon 243.000 nuevos empleos.
En la década de 1990, las importaciones textiles tuvieron un pico de 1.112 millones de dólares en 1997. En cambio en 2002, tras la devaluación, cayeron a 253 millones. Desde entonces las compras al exterior suben y en 2007 superaron el máximo de 1997: llegaron a 1.170 millones de dólares.
Las principales compras se efectúan a Brasil (42 por ciento), que vende en el mercado argentino sin pagar aranceles por ser socio del Mercado Común del Sur, conformado también por Uruguay y Paraguay. El resto proviene de Asia, principalmente de China.
Con la industrialización del cuero sucede algo similar. "La preocupación central de nuestro sector es el incremento de las importaciones de oriente, sobre todo de China, que aumentaron cerca de 40 por ciento entre enero y junio últimos en relación a 2007", dijo a IPS Laura Barabas, de la Cámara de la Industria del Calzado.
Un informe de julio de la consultora Ecolatina explica que el tipo de cambio competitivo ese ha visto erosionado por la inflación. "Ya queda poco de este activo", el dólar alto, observó el director ejecutivo de la empresa, el economista Ricardo Delgado.
"El incipiente proceso de sustitución de importaciones está de nuevo amenazado por la penetración de oferta extranjera", sostuvo Delgado y señaló que del total de importaciones del último año, 63 por ciento corresponde a sectores en los que existe producción nacional. "La gravitación de estas compras crece a un ritmo preocupante", alertó.
El economista Eduardo Curia, crítico del régimen de convertibilidad de los años 90, ahora cree que el modelo de paridad competitiva "está perdido".
"Lamentablemente, esa paridad, que fue un eje de la estrategia económica de despegue, se perdió", dijo Curia a IPS. "Ya se empiezan a ver los impactos negativos en las importaciones que en algunos rubros crecieron en proporciones voraces", indicó.
"Pero el ariete que significaba un tipo de cambio competitivo ya es historia. Desde la devaluación de 2002 hasta ahora el valor nominal creció apenas 10 por ciento, es prácticamente un esquema de cambio fijo", consideró.
Los economistas coinciden en que es difícil pensar en una solución a la pérdida de competitividad si no se controla el alza de precios.
"Si nada de esto cambia en el corto plazo, para 2009 vamos a comenzar a notar el impacto en el empleo", vaticinó Curia.
Pequeños y medianos industriales reunidos por PERFIL coinciden en que la baja del precio del dólar los afecta porque facilita la entrada de productos del exterior y reduce la demanda de empleo interno. Piden que se fomente el crédito a la inversión como estrategia para bajar los costos. Uno solicita un dólar de $ 5 para las importaciones. CFK dijo ayer que no existe un tipo de cambio presidencial y que el Banco Central es autónomo.
Atentos a las pizarras. Empresarios de frigoríficos, elementos de seguridad, autopartes, textiles, indumentaria, calzado y cuero.
“Es obvio que este tipo de cambio es de coyuntura, lo estamos siguiendo”, advirtió ayer el titular de la Unión Industrial Argentina, Juan Carlos Lascurain, mientras visitaba la muestra de La Rural. Aunque se resistió a precisar cuánto debe costar el dólar para recuperar la competitividad perdida, es obvio que el tema preocupa a la cúpula empresaria. También a los pequeños y medianos industriales que se ven amenazados por una “ola de importaciones”.
PERFIL reunió a nueve de ellos, la mayoría titulares o directivos de cámaras que nuclean a autopartistas, productores de indumentaria, calzado, equipos electrónicos y frigoríficos, entre otros rubros.
Tampoco se animan a ponerle un valor al dólar. Pero añoran un tipo de cambio competitivo, que les permita exportar y los proteja de las mercaderías que ingresan del exterior, especialmente de China. Reclaman una batería de medidas para fomentar el crédito y la inversión que mejore su competitividad. El reclamo no es menor, si se tiene en cuenta que la mayoría de los consultados pertenece a la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA), que conduce el diputado oficialista Marcelo Fernández.
“La baja del dólar nos perjudicó, mientras los costos internos aumentan”, coincidieron Alberto Sellaro, titular de la Cámara del Calzado; Walter Hermo, de la Cámara de Industrias de Fricción y Afines (CAIFA), y Rubén Zylbersztein, de la Cámara Industrial de las Manufacturas del Cuero y Afines (CIMA).
Las razones están a la vista: Sellaro asegura que en los primeros seis meses del año las importaciones de calzado crecieron 42% respecto de igual período del año anterior. Hermo dice que en el sector de autopartes de fricción se importó en 2007 40% más (en kilos) que en 2001. “Para este año se espera que las compras al exterior crezcan otro 15% respecto del año pasado”, afirmó.
“Hay empresas extranjeras que están desembarcando con oficinas comerciales para importar sus productos. Este año debemos enfrentar una suba de costos laborales de 30% y el dólar baja”, explicó Mario Elkouss, vicepresidente de la Asociación de la Pequeña y Mediana Industria Electrónica.
Pero Zylbersztein cree que todavía no vino lo peor: “Las compras de las importaciones que estamos recibiendo se decidieron hace cuatro meses, cuando nadie pensaba que el dólar iba a bajar. Ahora, con el dólar a $ 3,05, seguramente habrá una avalancha”.
Disidencias. Pedro Bergaglio, presidente de la Fundación Proteger y titular de una fábrica de sweters, pidió calma: “Reconozco que con el dólar se perdió competitividad y eso fomenta las importaciones. Podemos hacer competitivo al tipo de cambio con una Aduana que funcione y con una estrategia arancelaria que nos proteja de los importados. Pero al hablar de un tipo de cambio hay que ser muy cuidadosos, no alentar expectativas inflacionarias. Hubiera sido bueno seguir como se venía haciendo: ajustarlo de acuerdo a la inflación”.
Daniel Ferrer, presidente de la Cámara Argentina de Seguridad, que nuclea a productores de matafuegos y químicos, entre otros productos, dijo: “El tipo de cambio alto fue una herramienta que sirvió para apuntalar el consumo interno y evitar las importaciones. Pero eso ya pasó. Lo que se necesita es inversión para bajar costos y también aumentar las exportaciones, inversiones que hoy están paradas”.
“El 80% del PBI del mundo es crédito, Chile tiene 70% de su PBI en crédito y la Argentina sólo es el 10%. Además, de esa baja proporción muy poco va a la inversión productiva”, insiste Zylbersztein.
Es por ello que los empresarios también coincidieron en que el Estado debe fomentar el crédito productivo, para que las pymes bajen sus costos y aumenten las exportaciones.
“Hay que seguir trabajando con la Aduana, pero podemos plantear un tipo de cambio de importación sólo para productos que se fabriquen en el país, un dólar a $ 5 para esos productos. El importador tendría que ir al Banco Nación a pagarla con billetes”, propuso Víctor Hugo Benyakar, presidente de la Cámara Argentina de Indumentaria de Bebés y Niños.
Ayer, los empresarios recibieron una respuesta. Fue de la presidenta Cristina Kirchner en su primera conferencia de prensa: “Esto es un régimen administrado por el Banco Central, con plena autonomía, no es un tipo de cambio presidencial. Un régimen que permitió la acumulación de reservas y la solidez del sistema”.
3 comentarios:
SAbe Florencio me hace acordar tanto al cuentito de los consoladores, ¿se acuerda?
Charlie:como usted sabe, me repiten que "no entiendo nada",ademas de mi frágil memoria, por lo que sabrá disculpar mi desconocimiento del cuentito de los consoladores al que alude.
Cuando pueda y quiera explayese al respecto, es bienvenido.
Le refresco la memoria
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