sábado, 13 de junio de 2009

¿Existe la burguesia nacional?


Industriales anti industrialistas y alquimias globales

La petición de un grupo de industriales de no permitir ingresar al Mercosur a Venezuela es un ladrillo más en la pared de una triste historia.
Para evaluar esta posición hay que tomar en cuenta que el mercado venezolano es uno de los de mayor crecimiento en los últimos años para las exportaciones argentinas y que allí se venden productos industriales y –tendría que fijarme el detalle- seguramente es uno de los pocos con los que hay superávit comercial industrial.
Si Venezuela comienza a adaptarse para ingresar al Mercosur tendría que reducir aranceles y de esa forma aumentarían las posibilidades de exportación de industrias y de otros productos.
Se trata, por lo tanto, de un caso más en el cual un sector industrial sacrifica los intereses de la industria en el altar de la ideología o de la lucha política de corto plazo. Cabe recordar hitos históricos como el apoyo de numerosos grandes industriales a modelos desindustrializadores como el de la dictadura militar o la convertibilidad. Y recordar también que en los últimos años la política del detestado gobierno les permitió crecer, exportar y ganar como nunca en su historia.
En suma, con esas conductas es un milagro que todavía no estemos criando ovejas y vendiendo lana sin lavar.
Para enseñarles a vivir un poco mejor, el Gobierno brasileño está de luna de miel con Chávez y seguramente rezando que en la Argentina prime la actitud de los industriales anti industrialistas para aprovechar mejor el mercado venezolano.
Hace 18 años el desaparecido maestro Jorge Schvarzer escribió el estudio “Empresarios del pasado. La Unión Industrial Argentina” (Cisea-ImagoMundi, Buenos Aires1991), cada día más actual. Sólo un párrafo para entender de que se trató y se sigue tratando: refiriéndose a la continuidad de los rasgos de la entidad escribe “se destaca entre ellos la inercia de sus formas organizativas, así como la similitud de origen y características de sus dirigentes a los largo del tiempo. Esa continuidad social explica, en buena media, la presencia de otros rasgos no menos sorprendentes en una entidad industrial; en particular, su aprobación de ciertas estrategias dominantes que difícilmente pueden considerarse industrialistas, sus silencios en torno de temas claves para el desarrollo y consolidación del sector fabril y sus alianzas gremiales y políticas con fuerzas escasamente proclives a la industrialización nacional. En este sentido, resulta notable su manifiesta preferencia por asociarse con otras instituciones representativas de la clase dominante, caracterizadas por su eminente espíritu conservador (en el sentido de conservar la estructura existente tal cual es), en lugar de una hipotética vocación por ubicarse a la vanguardia de cambios posibles” (pagina 246)
Es decir, no tan del pasado, estos empresarios.
Para continuar con el tema de las alquimias mortales. El País de Madrid, martes 2 de junio de 2009. Greempeace acusa a Lula de financiar a los ganaderos que destruyen la selva. El informe, comienza el artículo, es demoledor. En sus 140 páginas Greenpeace arremete contra el Gobierno brasileño al que acusa de financiar a través del Banco Nacional de Desarrollo Economico y Social, a los ganaderos, que son los mayores destructores de la selva amazónica.
Lo que ya se sabía es que la deforestación para ganado y soja estaba acelerando el proceso de deforestación, siendo la cara oscura del incremento de la producción de carne y soja del país vecino. Otro caso de alquimia siniestra, convirtiendo el pulmón del planeta en ganancias de corto plazo que, en su mayor parte, son generadas por grandes empresas, muchas extranjeras.
Para ver la seriedad del tema a nivel de alquimia global, La Nación del sábado 30 de mayo pasado se refiere a un estudio del Foro Humanitario Internacional (GHF por sus siglas en inglés) sobre el cambio climático, según el cual las pérdidas anuales que produce este fenómeno son más de 125.000 millones por año y que los países de menor desarrollo soportan el mayor peso humano y económico del cambio climático, a pesar de ser las que menos contribuyen a la generación de dióxido de carbono. Es decir otra muestra de justicia social universal. Según el informe el cambio climático provoca 315.000 muertes anuales.
A esta altura del partido la pregunta es si nuestros hijos o nietos sobrevivirán y en que condiciones.

No hay comentarios.: